martes, 30 de diciembre de 2008

Carta a los Reyes Magos

Supongo que son reminiscencias de mi infancia o del subconciente lo que hace que escriba mis deseos en una carta esperando que con ello se cumplan. Es como si con el simple hecho de trasladarlo a un formato ya se pudieran hacer realidad.

Tengo una cajita semicircular de cartón decorado con flores, escondida en un rincón de mi habitación donde cada final de año escribo mis deseos en un papel pequeño, lo doblo, lo meto dentro y no lo vuelvo a abrir hasta el año siguiente. Eentonces veo lo que se ha cumplido, lo que no y ¡Dios mio! lo que había pedido hacía un año. Y hay que ver cómo cambiamos nuestras expectativas de la vida en sólo un año.
Este año voy a publicar algunos de mis deseos, los confesables, que los otros quedan en la cajita.

Quiero un mundo en paz.

He dicho bien no es la paz en el mundo sino que nuestro mundo, el de cada uno, el interior, el familiar, el laboral, nuestro pequeño mundo esté en paz. Necesito que la ansiedad y estrés se reduzcan para que mis hijos puedan estudiar y ser personas equilibradas para sembrar lo que va a ser su vida de adultos.

Quiero que las personas sean lo principal, lo prioritario.

¿cómo decirlo? mire donde mire, cualquier idea o ambición está por encima de la supervivencia, salud o realización de las personas. Apenas nos queda un reducido espacio personal donde las personas importamos. Vivimos en la sociedad del "todo vale": se puede engañar, mentir, estafar, codiciar e incluso hurtar a pequeña o a gran escala sin que pase nada. No hay consecuencias. No hay dignidad.

Necesito dignidad para mí y mis hijos y así aprender que se puede vivir y alcanzar grandes cumbres sin competir en exceso, permitiendo que todos ganemos en los resultados.

Quiero dinero en abundancia.

Bueno esto es mucho más prosaico que todo lo anterior, pero lo pido porque quiero tener las necesidades de mi familia cubiertas y poder rodearnos de las cosas bellas y los estímulos culturales que apreciamos y deseamos.

Dicen que el dinero no da la felicidad pero eso sólo es cierto a partir de una cantidad. Hay un mínimo, más allá de la mera supervivencia, que hace falta para ampliar horizontes, conocer otras culturas, hacer deporte o tener hobbies.

Bueno, estos son mis tres deseos de la carta de los Reyes Magos en el único momento del año en el que no soy republicana.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Para pensar

Did you Know? A reflexion about the world


Parecido pero traducido al español (es mejor en video en inglés)


jueves, 4 de diciembre de 2008

Va de trabajo

Últimamente estoy que no llego a todo. El tiempo se queda pequeño, los minutos son segundos y las horas minutos. De esta guisa los días apenas tienen unas pocas horas, de las que libres ni una.

Digo esto porque estoy en uno de esos momentos de mi ajetreada vida que se me acumula el trabajo, de todo tipo.

Por un lado, mi casa ha puesto en práctica un capítulo de Hospital Central emulando una epidemia de gripe feroz que nos ha tumbado a todos. La única diferencia con la ficción y mi casa es que todos los personajes hacíamos todos los papeles, osea, de enfermos, de médicos, de enfermeras, de recepcionistas, de personal de limpieza, etc. Vamos que ha sido de lo más entretenido sobre todo para los virus que se han paseado por el plató como dueños que son de la situación y están intentando hacer una reposición del capítulo dada la audiencia sublime que han tenido entre sus congéneres. Ante esta situación me he tenido que poner en contacto con el sindicato de actores para pedirles medidas antibióticas eficaces para evitar otro episodio de Hospital Central, que con uno ya vale.

Luego está el tema del curro, que después de estar unos días de baja felizmente alejada de la realidad de Consultec, he vuelto para preparar la auditoria de calidad que tengo la semana que viene (y yo con las ojeras hasta los codos, media familia aún en cama, la nevera vacía y la plancha por hacer) y me encuentro que todo está patas arriba (si es que es una no gana para sorpresas de última hora) y que me juego la auditoria con unas cuantas no conformidades por no tenerla a punto. Joder que parece que la auditoria es mía en lugar de la empresa. Y ahí que me han llovido chuzos de punta y que si no consigo objetivos esto, que si no se pasa auditoria lo otro...

Vamos un primor, un encanto poder volver a currar con esa alegría de ser bien acogida con la pregunta en los labios ¿ya estás recuperada? y yo pensando para mí misma: definitivamente soy gilipollas por querer hacer las cosas bien.

Así que dadas las circuntancias tengo que currar este fin de semana, sí habeis leído bien, me he transtornado rematadamente con la fiebre y deliro intentando sacar la auditoria adelante currando este puente como una loca e intentando librar el domingo por aquello de no quemar en exceso la últimas neuronas que me quedan. Sí aquellas que han dejado los virus intactas en el cerebro y que me estan sirviendo para reflexionar cuál es la lección de todo esto. No tengo claro si lo que tengo que hacer es aprender a decir no, a ser menos responsable, a delegar más mi trabajo, a pasar de todo o todo lo anterior.

En fin, creo que tengo que volver a Hospital Central que me han dicho que hay un psicólogo muy guapo que con cuatro palabras arregla situaciones de lo más complejas. ¡oye! a ver si lo veo por el plató y saludo a los virus que al final de esta historia me están resultando hasta majos, con la de pestes que he echado de ellos....

Amigos, amigas, no penseis que me he olvidado de vosotras, no estoy ausente por gusto ni por disgusto. Simplemente me he ido a la porra, primando lo urgente a lo importante, dejando a un lado lo que más quiero para sacar objetivos de empresa (y parte de mi bolsillo para el año que viene...) ¡qué perra vida! (con permiso de Zuri y Baku).